En la primera clase de nuestro curso de astrología, nos adentraremos en un fascinante concepto conocido como la “Pirámide de los Septenios”. Esta pirámide representa la forma arquetípica en la que se construye un ser humano a lo largo de su vida, dividiendo el tiempo en períodos de siete años, desde el nacimiento hasta los 49 años. Cada septenio representa una etapa de desarrollo y crecimiento tanto físico como psicológico, y nos ofrece una visión profunda de cómo evolucionamos a lo largo de nuestras vidas.
En la base de la Pirámide de los Septenios, que corresponde al primer septenio desde el nacimiento hasta los 7 años, encontramos la influencia lunar. La Luna representa las bases emocionales y la conexión con la familia y el hogar. Durante esta etapa, estamos inmersos en un mundo de emociones y aprendemos a relacionarnos con nuestro entorno más cercano.
En la segunda etapa, que abarca de los 7 a los 14 años, nos encontramos bajo la influencia de Mercurio. Mercurio representa la mente, la comunicación y el aprendizaje. Durante este periodo, desarrollamos habilidades cognitivas, adquirimos conocimientos académicos y comenzamos a explorar el poder de la palabra y la expresión verbal.
A medida que ascendemos en la pirámide, llegamos a la tercera etapa, que se asocia con Venus y abarca de los 14 a los 21 años. Venus representa el amor, la belleza y la armonía. Durante este septenio, nos sumergimos en el mundo de las relaciones, el amor romántico, la autoexpresión creativa y la búsqueda de la estética y la armonía en nuestra vida.
La cuarta etapa de la pirámide, que va de los 21 a los 28 años, se ilumina con la energía del Sol. El Sol simboliza el yo auténtico, la vitalidad y el propósito de vida. Durante este período, buscamos establecer nuestra identidad única, desarrollar nuestras fortalezas individuales y manifestar nuestra luz interior en el mundo.